Estas vacaciones, en la cercanía de un mercadillo, compré un botijo. Uno artesanal, de arcilla blanca, inicialmente como objeto decorativo para el jardín y para darle su uso previsto. Pero mi bonito botijo ya me ha servido para algo más. Me ha dado para reflexionar que hay que ser botijo, hay que saber llenarse. Tenemos que acoger conocimiento, sabiduría, valores, … y dar tiempo, dejarlo prepararse para luego, volver a sacarlos, a compartirlos, a dárnoslo a nosotros mismos en otros momentos e incluso a compartirlo con demás. Así que ¡seamos un poco botijo!
El botijo es artesanal. Alguien dedicó un tiempo a buscar su barro, a darle forma con sus manos, a cocerlo, a darle esa forma tan bonita, particular y precisa para su correcto funcionamiento. Nada es al azar. Hay una experiencia previa, normalmente tradicional, planificación y una ejecución, una #ACTitud del alfarero de querer fabricarlo así, funcional y para ti.
Tú lo compras y el botijo viene trabajado, pero sin preparar. Debes realizar un ciclo, al menos de 3 días, de llenarlo y vaciarlo con agua y sal para quitar sus impurezas y malos sabores que alterarían el disfrute del primer trago.
El botijo es poroso, es permeable, transmite lo que tiene.
El botijo tienes que llenarlo, con tu mejor agua, con lo mejor que tienes.
Luego, vuelve a darle tiempo, lo requiere. Lo introducido, tras un tiempo, te da lo mejor. Pura química, pura #ACTitud, la entalpía consumida para la evaporación del agua de su superficie porosa será la que dé el frescor al interior.
El botijo está ahí lleno para el que pase, para quien tenga sed de lo que le puedes ofrecer, de lo mejor de ti. Es agua fresca para compartir. Lo preparas con mimo y se lo ofreces a los demás a la par que tú también lo disfrutas.
Es un objeto humilde y sencillo que está ahí, en mi caso en mi jardín, en la #LahuertinadeMarina, casi pasa desapercibido, pero se agradece su presencia, y mucho, los días de calor.
Y para el que quiera saber cómo funciona un botijo:
Ya me sorprendió Bruce Lee cuando decía «be water» (se agua)… pero tú me has terminado sorprender con la versión más española «se botijo», que está muy bien hilada.
Un Abrazo Amigo.
Ja, ja. Buena reflexión Nacho, gracias y a ser buen botijo, con buen contenido para compartir.
Un abrazo
Amigo Ángel,
¡Qué buen artículo has hecho!. Es una verdad como un templo que las personas no sepan apreciar la utilidad de «un botijo».
No he estado en África y me he quedado perplejo de que no supieran lo que es un botijo ni las aplicaciones que pudieran tener … ¡y anda que no ha habido turistas (al menos españoles o que han estado en España) que les pudieran haber instruido sobre el artilugio!.
Señoras y Caballeros lectores de este blog; no dejen de ver el vídeo sobre «El funcionamiento de un botijo». Muy interesante.
Muchas gracias, amigo por tu dedicación y enseñarnos a ver las cosas desde otro punto de vista.
Gracias a ti por compartirlo y encantado de que te haya gustado.
¡Que cierto es que hay cosas muy sencillas en esta vida que nos aportan tanto!
Un abrazo
Muy util ser botijo sobre todo con estos calores !!! Me has refrescado la mente y siento no haber podido compartir contigo la salida prometida ! Hasta la proxima amigo Angel !
Gracias, Cristian. Tú eres botijo y regalas tus caldos a los buenos pescadores y amantes de la mar en http://cristian-campello.blogspot.com/.
Efectivamnete, una pena no haber podido al final haber salido a compartir charla, mar y pesca y darte el «botijo» de vino navraro que te llevaba, pero hay muchos días de mar por delante.
Un abrazo