Qué curioso y qué fácil, la coherencia. Que bien suena, pero ¡cómo cuesta ser coherente!
Tenemos la obligación de ser coherentes con nosotros mismos y ello llevará a que también lo seamos con los demás.
La coherencia surge de la unión entre valores propios y forma de ser. Es muy compleja, porque son muchas las variables y su posición prioritaria varía con el tiempo e incluso en determinados momentos con el estado anímico.
Ser coherente con uno mismo es a priori muy sencillo y la mejor fórmula para el desarrollo y el crecimiento personal, porque iremos avanzando, decidiendo y actuando en función de ello. Continuar leyendo «La coherencia»