Estas vacaciones, en la cercanía de un mercadillo, compré un botijo. Uno artesanal, de arcilla blanca, inicialmente como objeto decorativo para el jardín y para darle su uso previsto. Pero mi bonito botijo ya me ha servido para algo más. Me ha dado para reflexionar que hay que ser botijo, hay que saber llenarse. Tenemos que acoger conocimiento, sabiduría, valores, … y dar tiempo, dejarlo prepararse para luego, volver a sacarlos, a compartirlos, a dárnoslo a nosotros mismos en otros momentos e incluso a compartirlo con demás. Así que ¡seamos un poco botijo! Continuar leyendo «Sé botijo. Otra de liderazgo»